5 juni 2012

EL SIGLO EL SIGLO



Editorial de ElSiglo.Edición 1613 del 1° de Junio 2012

Una burda maniobra

Justo en los días en que, con motivo del centenario de unpartido político, el Comunista, estudiosos, dirigentes políticos, militantes ymuchas personas a lo largo del país se inclinan a recrear un extenso período denuestra historia para conocerla y asimilar creativamente sus lecciones, desdeotro lado se lanza una publicitada maniobra de falsificación de nada menos queun episodio crucial de los doscientos años republicanos. El “desembarque” de lainterpretación fraudulenta de las causas del golpe de estado de 1973, y eljuicio ético y político sobre Salvador Allende y Augusto Pinochet –cuyo autores nada menos que un destacado protagonista de episodios claves de esta historia,el influyente político demócrata cristiano Patricio Aylwin- se realiza desdelas páginas de un diario español y su intencionada incidencia en el quehacerpolítico de hoy en nuestro país es absolutamente indisimulable.

Paralelamente a ello, las acciones del gobiernoderechista –apenas “rozado” en los juicios del ex presidente- sigueninformándonos de su decidido carácter de clase.

Entre sus “avances”, los anuncios del jefe del SERNACacerca de los arbitrarios cobros por estacionamiento de vehículos en losgrandes espacios de los llamadosretails. Muy pronto –pues “poderosocaballero es Don Dinero”- un retroceso sin disimulo y tan rebuscado que no esmás que un largo texto en la ya consagrada “letra chica”.

Otro episodio: los cerdos de Freirina. Que seríansacrificados, que su traslado era urgente… Ministro Mañalich dixit.Y tampoco era la verdad, pues los cerditos de esta fábula sólo cambiarán dedomicilio, de un campamento de emergencia a otro, situado en una región centraldel país que desde ya prepara su resistencia.

Mentiras, mentiras, mentiras.

Y una vez más, la política de apagar incendios, ahora másprestos pues las duras lecciones han penetrado hasta la calcárea epidermis delos equipos empresariales. Pero de fiscalizaciones previas y permanentes, deprotección a la gente y cuidado del medioambiente, de la simple y llanaobservancia de las leyes y reglamentos –la manoseada “institucionalidad”- nimedia palabra.

Tras el debate post 21 de Mayo, otra novedad: laomnipotencia del presidente Sebastián Piñera, quien incluso sin advertírselo asu ministro del ramo (¿y al de Hacienda?), eleva sus publicitados, rebuscados ytransitorios aportes asistenciales a un número mayor de beneficiarios, en unaclarísima muestra de su filosofía de gobernante. Supremo conocedor del poder dela billetera, el financista-presidente parece casarse con la teoría de LuisXIV, “El rey sol”, quien orgullosamente proclamaba  “el estado soyyo”, y al vaivén de su temperamento da y quita como si de su peculio se tratara.Esta vez no estuvo mal, lo que no desmiente que otras veces sí lo estuvo nigarantiza que lo estará en lo que le resta de gobierno.

Benévola iniciativa, que como cada una de las del “da yquita” de una administración empresarial, no sólo no cambia sino que acentúalas profundas injusticias vigentes, al no tocar ni por casualidad sus causasprofundas.
EL DIRECTOR



Editorialde El Siglo,edición 1612 del 25 de mayo de 2012

Bien producido, presidente

Si hubiera que elegir el momento culminante del Mensajepresidencial del 21 de Mayo, y el que dio lugar a una ovación de pie luego delas innumerables interrupciones de la claque política –variante novísima de “laclase política”-sería sin duda aquel en que Sebastián Piñera nombró uno por unoa los 8 integrantes de la familia Landeros González, réplica corregida yaumentada de “la señora María” de Ricardo Lagos.

Ya desde el nombre de la jefa de familia, todo venía comoanillo al dedo: Felicidad.

Cada uno de ellos fue mencionado por sus “logros”, yluego de haber detallado sus carencias y sinsabores fueron acreditados como de“clase media”. Más que un Mensaje, un Mensajón que necesitaba una “familiasímbolo”.

Así, junto a la claque puertas afuera, acarreada como enlos mejores tiempos del cohecho con empanadas y medio colchón, quedó clarísimoel sentido que tiene para esta nueva derecha “la solemnidad de un actorepublicano”.

Un extenso recuento de los “cumplimientos” de suprograma, y algunas promesas de igualmente dudoso porvenir, fueron la tónica unextenso ejercicio de retórica en el que no faltó el dramático “perdón” dirigidono se sabe a quién. ¿Sería a los miles de damnificados por el terremoto defebrero de 2010 que pasarán otro invierno bajo la lluvia? ¿O los cientos demiles que reclaman por viviendas mínimamente dignas, incluyendo a la legión deallegados y a los que subsisten en los más de 600 “campamentos” que año a añose promete erradicar por completo? ¿O los millones de víctimas del abandono ahospitales y otros servicios de salud, aquejados de una crisis que más quedramática es vergonzosa e inaceptable, sobre todo si se vanaglorian del “buenestado” de la economía, el excelente manejo de las finanzas públicas y esosventeados 16.000 dólares por persona que nos ponen a las puertas del mundodesarrollado?

Ni una palabra para las obras públicas que requieren conurgencia inversiones que, sin mayores complejos, el gobierno de turno destina ala “mitigación” de los efectos de una torre faraónica, para evitarles molestiasa los vecinos de las comunas más acomodadas.

Sobre salud y educación, nada digno de destacar. Sobrereformas políticas, la misma ambigüedad respecto a como ejercerán su derecho avoto los chilenos que residen en el exterior. Y sobre el sistema binominal,nada más que un largo silencio.

¿Será el destino de los “chilenas y chilenos”, a los queinvoca el jefe de estado cada vez que debe dirigirse a la nación, esperar unadádiva como la otorgada a la “familia símbolo”?

¿El cobre?, un capítulo de las innumerables omisiones.Como el estado y destino de los fondos previsionales, administrados a altocosto por una casta de expertos “de excelencia”.

¿Para las regiones?: la farandulesca promesa de un puentesobre el Canal de Chacao, para dar a los habitantes de la Isla Grande de Chiloéuna “conectividad” de la que carecen por el largo abandono a los que se hacondenado a sus caminos interiores.

Pero, todo, “bien producido”. Como una fiesta de 15 años,con limusinas y parientes benévolos; o un show con porristas y harto juego deluces y un público cuidadosamente escogido para que no haya ni “momentosvacíos” ni algún gesto espontáneo que se salga del libreto.

Y eso sería todo.

Felicitaciones, presidente: bien producido.
ElDirector

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