por Casa Memorial Salvador Allende y la comunidad Chilena residente (La Habana, Cuba)
MARTES, 06 DE ABRIL DE 2010
Declaración pública de la Casa Memorial Salvador Allende y la comunidad Chilena residente en la Habana, Cuba
La Habana, 24 de marzo de 2010
"Año 52 de la Revolución"
En el transcurso de los últimos días, dirigentes políticos e instituciones del Estado de Chile, con el beneplácito del propio Presidente de la República y para el deleite de la prensa de derecha, han emprendido una escalada de declaraciones injuriosas contra Cuba, sumándose así a la nueva ofensiva internacional de carácter abiertamente injerencista en los asuntos internos de este país hermano que solidariamente nos da acogida, nuevamente bajo el pretexto de las supuestas violaciones a los Derechos Humanos y de la supuesta falta de democracia en la Isla.
Ante ello, la Casa Memorial Salvador Allende, recogiendo el sentir de la inmensa mayoría de los chilenos residentes en Cuba, quiere declarar lo siguiente:
1.- Que ninguna institución del Estado de Chile tiene autoridad moral para dar lecciones de Derechos Humanos, ni a Cuba ni a ningún otro país del mundo. Tanto el actual gobierno como las dos cámaras que conforman el poder legislativo en Chile, se sostienen en buena medida en partidos que, o promovieron abiertamente el terrorismo de Estado bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1989), o sencillamente guardaron cómplice silencio ante toda su secuela de exiliados, encarcelados, desaparecidos, ejecutados y torturados; violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos sobre las que, en última instancia, muchos de sus personajes multiplicaron sus fortunas y respecto de la mayoría de las cuales aún no se ha hecho justicia, tal y como lo demuestran varios informes elaborados por instituciones chilenas e internacionales.
La clase política chilena no tiene moral para exigir y dar lecciones en esta materia, toda vez que en Chile se violan los más esenciales Derechos Humanos. El terremoto que azotó a varias regiones chilenas el pasado 27 de febrero, una vez más ha dejado al desnudo la existencia de los "dos Chiles": uno opulento, que concentra cada vez más la riqueza y el poder político en pocas manos, y otro que de la noche a la mañana ve caer sus viviendas, sus escuelas, sus hospitales, y con ellos, buena parte de sus sueños de una vida mejor y digna. De esos Derechos Humanos, que para el pueblo de Cuba y sus autoridades, por el contrario, han sido preocupación principal por más de 50 años, sencillamente en Chile no se habla, o se los menciona como algo que sólo hay que corregir, como si no se tratara de un problema estructural de un modelo de acumulación que en el mundo actual viene demostrando su fracaso por todas partes.
Pero incluso con respecto a los Derechos Humanos que tanto preocupan a la clase política y a la prensa pseudo-democrática chilena, tampoco tienen nada qué decir. En Chile se persigue, se encarcela y se tortura a los pueblos mapuche que defienden lo poco y nada que les ha quedado tras la usurpación de sus tierras y su cultura por parte del Estado de Chile a lo largo de varios siglos; se alimenta por la fuerza a la comunera mapuche Patricia Troncoso en huelga de hambre, violando impunemente la Convención de Malta; se criminaliza la protesta social; se debe solicitar autorización al gobierno para marchar en las calles, se reprime con la fuerza física y mediática a los miles de estudiantes que demandan mejorar la calidad y la cobertura de la educación en todos sus niveles, con la policía antimotines a los trabajadores que en la calles de Chile cada cierto tiempo demandan una repartición sólo un poco más justa de los logros macroeconómicos del "ejemplo chileno"; en Chile, como lo han consignado organismos internacionales, se tortura a los prisioneros por delitos comunes que viven hacinados en las cárceles, verdaderas escuelas de delincuencia, mientras que, por el contrario, en Cuba se les brinda la oportunidad de estudiar o desarrollar habilidades para su reinserción social. En los muchos años que tantos de nosotros hemos compartido con el pueblo de Cuba, nunca hemos visto protestas multitudinarias reprimidas por la fuerza, el pueblo marcha en las calles de la Habana y el país por su propia voluntad a verdaderas jornadas de fiesta popular en celebración y defensa de sus conquistas sociales.
2.- Que nos resultan no sólo injustas y unilaterales, sino sencillamente carentes de la ética más elemental las declaraciones oficiales del Senado, a propuesta de tres senadores demócrata-cristianos, y de la bancada del Partido Socialista en la Cámara de Diputados de Chile sobre Derechos Humanos y democracia en Cuba. En el primer caso, y tal como lo han destacado algunos de sus propios compañeros de partido, se trata a todas luces de una maniobra oportunista destinada a congraciarse con el actual Presidente de Chile y cerrar filas con la agenda internacional de la nueva Cancillería. En todo caso, no es primera vez en la historia que el partido demócrata cristiano chileno recurre a la artimaña de arrimarse al bando de los ganadores de turno para recuperar protagonismo en la escena política, y en cierto modo es hasta comprensible en el contexto de una clara tendencia a la baja en la preferencia de los electores que viene experimentando dicho partido en los últimos años.
Más nos sorprende la declaración de la bancada socialista de la Cámara de Diputados, pues se trata de un partido cuya mayoría de militantes de base y muchos de sus dirigentes, más allá de las lógicas discrepancias, tradicionalmente han mantenido una relación de amistad y respeto con Cuba, relación por la que, entre otras cosas, muchos de sus miembros y sus familias fueron acogidos con los brazos abiertos por el pueblo cubano. Ciertamente, esto no los obliga a compartir el camino que soberanamente se ha dado Cuba, toda vez que éste país ha tendido su mano solidaria de manera desinteresada en cada rincón del mundo cada vez que ha sido necesario, pero sí les impone un compromiso ético básico con la verdad y con la consideración de la totalidad de los hechos antes de emitir juicios a la ligera. Más aún, sorprende e indigna que dicha bancada no haya hecho una sola mención al criminal bloqueo que los EEUU ha impuesto por más de 50 años sobre el pueblo de Cuba, algo que al menos el senado chileno tuvo el decoro de mencionar en la declaración ya aludida, cosa que por lo demás casi nadie seriamente se atreve a defender abiertamente hoy en día. Indigna que además se haya hecho en el mismo momento que una brigada médica cubana presta ayuda solidaria a las víctimas del reciente sismo, dos hospitales de campaña enviados por el gobierno de Cuba desplegado en la sexta región de Chile.
3.- Que todas estas maniobras se insertan en el marco de una nueva campaña de ataques fundados en el odio y la mentira, orquestada por los EEUU y sus más incondicionales aliados, en respuesta a los logros más recientes de la diplomacia cubana en la región de Nuestra América y el mundo, tales como la participación de Cuba en la Cumbre de Río, la reciente resolución para su reincorporación a la OEA, su participación en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, etc., así como en respuesta al reconocimiento de las conquistas sociales del pueblo y el gobierno de Cuba por parte de organismos internacionales como la OMS/OPS, la UNICEF, etc.
Como chilenos residentes, que hemos vivido, compartido y luchado junto a su pueblo tenemos una enorme deuda de gratitud con Cuba. Pero, más que eso, tenemos un compromiso con los principios fundamentales que han guiado sus destinos por más de 50 años. Es lo que nos hace rechazar y condenar enérgicamente esta nueva andanada de odiosidades y mentiras que sólo mentes muy estrechas y mal intencionadas pueden sostener con tanto ahínco, aquellas que no pueden aceptar que Cuba siga optando y ganando batallas en aras de un modo distinto de construir una sociedad mejor, más justa e igualitaria, centrada en las necesidades fundamentales de hombres y mujeres y por el mejoramiento de la especie humana.
“CON CUBA, FRENTE A LA NUEVA CAMPAÑA DE INFAMIAS Y MENTIRAS”
Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina
OSPAAAL
PiensaChile