Eduardo Andrade Bone
A propósito de la conmemoración del Centenario del Natalicio de la figura inmortal del presidente Salvador Allende el 26 de junio pasado, cabe recordar que la nacionalización del cobre fue una de las transformaciones más importante, trascendental e histórica del gobierno de la Unidad Popular.
La nacionalización del cobre se pudo realizar a través de una reforma constitucional que fue consensuada con la Democracia Cristiana. La oligarquía económica y financiera nacional, las trasnacionales con intereses en las minas de cobre, junto a sus representantes políticos en el parlamento de la nación, vale decir el Partido Nacional, hoy disfrazados de UDI y RN, no se pudieron oponer a una decisión que era apoyada por el conjunto de la nación.
El presidente Allende y el gobierno de la Unidad Popular, puso incluso a disposición de las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica el proyecto de nacionalización del cobre, el que finalmente fue apoyado y ratificado por la unanimidad del parlamento chileno.
Desde entonces, la nacionalización del cobre le ha permitido al país disponer de cuantiosos recursos económicos para su desarrollo, de allí que la explotación de la gran minería del cobre pasó en forma integra al control del Estado a través de CODELCO. Por ello en ese entonces el presidente Allende califico con toda propiedad, que el principal recurso natural chileno, era el “sueldo de Chile”.
Pero vamos viendo, luego bajo el imperio de la dictadura militar en una primera etapa, el dictador Pinochet y sus secuaces más directos, no se atrevieron a desnacionalizar el cobre, pues el conjunto de las fuerzas armadas rechazaba tal medida que perjudicaba los intereses y la soberanía nacional sobre el preciado mineral. Sin embargo con el paso de los años y en la medida que los altos mandos militares entraban en la espiral de la corrupción del régimen militar, Pinochet y sus asesores civiles, que hoy militan en las filas de la UDI y RN, fueron diseñando la forma legal de cómo entregar la minería del cobre a los capitales privados y por ende a las trasnacionales.
Una vez culminada la dictadura, los gobiernos de la Concertación en nombre del neoliberalismo y el libre mercado comenzaron a afinar la entrega legal de los minerales de cobre, lo que ha significado que hoy el estado chileno solo controla el 35% de la gran minería del cobre, el resto esta en manos de los capitales privados. Hoy con los precios del cobre en el mercado internacional, alcanzando casi los 4 dólares la libra, cuantos problemas sociales y de desarrollo se podrían haber resuelto si la totalidad del cobre chileno permaneciera en manos del estado ?…es la pregunta que se deben hacer hoy todos los chilenos.
Los vende patrias de la Concertación, la Alianza por Chile y los altos mandos neofascistas de la Fuerzas Armadas confabularon legalmente para la enajenación del principal recurso minero nacional que en su mayor parte se encuentran en manos de capitales privados extranjeros.
Pero no solo eso, la dictadura además entrego en usufructuó de las Fuerzas Armadas el 10% de las ganancias del cobre para su propio beneficio y bajo una administración ultra secreta, que ni siquiera la Contraloría General de la Republica puede controlar.
Hoy los altos ejecutivos de Codelco, encabezados por José Pablo Arellano, que en su mayor parte provienen de las filas de la Democracia Cristiana y que perciben sueldos multimillonarios, han propuesto de que el 10% que perciben las FF.AA. le sea restituido al Estado chileno, para sus propias necesidades nacionales y para resolver problemas propios del desarrollo de la minera y sus modernización.
Si bien es cierto, nadie puede aceptar que las FF.AA chilenas tengan privilegios, que no tienen otras entidades públicas, y es justo y correcto que las instituciones que preservan la seguridad territorial del país, reciban lo que les corresponden del presupuesto general de la nación, como ocurre en todos los países del mundo. No es menos cierto que la proposición del Sr. Arellano, lleva consigo una trampa que busca terminar con este lastre que significa para Codelco tener que entregar este 10 % de las ventas brutas de la empresa a las fuerzas armadas chilenas.
Sin embargo lo que se busca en el fondo, es tener a Codelco libre de compromisos con las FFAA, para luego dar paso a la enajenación completa del 35% del mineral que se encuentra en manos del Estado chileno. El Sr. José Pablo Arellano y sus secuaces lo que buscan es la privatización definitiva del Codelco, un negocio altamente lucrativo en donde el Sr. Arellano ya ha venido tejiendo sus propias redes para tal objetivo, en donde estos ejecutivos no estarían ajenos a los beneficios a obtener por alcanzar la gran meta de ver transformada en sociedad anónima a Codelco.
El Sr. Arellano ante las necesidades de la empresa y del país, solo habla de restituir ese 10% que va a parar a las entidades militares, pero no habla de la necesaria “renacionalización” de la gran minería del cobre, que si contribuiría a resolver una cantidad inmensa de problemas sociales y de desarrollo del país, si al Estado chileno le fuera restituido el 65% del cobre que fuera entregado a capitales privados por la dictadura, la Concertación y su cogobierno con la Alianza por Chile.
Hoy cuando el mundo tiene que enfrentar la espiral especulativa de los precios del petróleo, la inflación galopante, el encarecimiento de los productos alimentos, los problemas derivados del cambio climático y el crecimiento del ejército de cesantes en el mundo, no basta con la derogación de la norma legal que beneficia a las FF.AA. chilenas, sino que es de vital importancia para la nación, recuperar el conjunto de la gran minería del cobre para el país, mas aún cuando el panorama económico internacional es cada vez más desolador e inquietante, y cuyas consecuencias comienzan a golpear las economía emergentes y al ciudadano de a pie.
Cabe destacar además, que los altos ejecutivos de empresas que aún permanecen en manos del Estado los funcionarios más corrupto han provenido de las filas de la Democracia Cristiana, de allí que no es raro que el principal ejecutivo de Codelco, ande tras la privatización encubierta de la principal minera chilena.
Por ello hoy no cabe otra cosa que la movilización social y la denuncia, ante los intentos antipatrióticos de José Pablo Arellano y compañía, la Democracia Cristiana, la Alianza por Chile y un sector de la Concertación, por privatizar definitivamente los restos de Codelco.
Eduardo Andrade Bone
02/07/08
A propósito de la conmemoración del Centenario del Natalicio de la figura inmortal del presidente Salvador Allende el 26 de junio pasado, cabe recordar que la nacionalización del cobre fue una de las transformaciones más importante, trascendental e histórica del gobierno de la Unidad Popular.
La nacionalización del cobre se pudo realizar a través de una reforma constitucional que fue consensuada con la Democracia Cristiana. La oligarquía económica y financiera nacional, las trasnacionales con intereses en las minas de cobre, junto a sus representantes políticos en el parlamento de la nación, vale decir el Partido Nacional, hoy disfrazados de UDI y RN, no se pudieron oponer a una decisión que era apoyada por el conjunto de la nación.
El presidente Allende y el gobierno de la Unidad Popular, puso incluso a disposición de las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica el proyecto de nacionalización del cobre, el que finalmente fue apoyado y ratificado por la unanimidad del parlamento chileno.
Desde entonces, la nacionalización del cobre le ha permitido al país disponer de cuantiosos recursos económicos para su desarrollo, de allí que la explotación de la gran minería del cobre pasó en forma integra al control del Estado a través de CODELCO. Por ello en ese entonces el presidente Allende califico con toda propiedad, que el principal recurso natural chileno, era el “sueldo de Chile”.
Pero vamos viendo, luego bajo el imperio de la dictadura militar en una primera etapa, el dictador Pinochet y sus secuaces más directos, no se atrevieron a desnacionalizar el cobre, pues el conjunto de las fuerzas armadas rechazaba tal medida que perjudicaba los intereses y la soberanía nacional sobre el preciado mineral. Sin embargo con el paso de los años y en la medida que los altos mandos militares entraban en la espiral de la corrupción del régimen militar, Pinochet y sus asesores civiles, que hoy militan en las filas de la UDI y RN, fueron diseñando la forma legal de cómo entregar la minería del cobre a los capitales privados y por ende a las trasnacionales.
Una vez culminada la dictadura, los gobiernos de la Concertación en nombre del neoliberalismo y el libre mercado comenzaron a afinar la entrega legal de los minerales de cobre, lo que ha significado que hoy el estado chileno solo controla el 35% de la gran minería del cobre, el resto esta en manos de los capitales privados. Hoy con los precios del cobre en el mercado internacional, alcanzando casi los 4 dólares la libra, cuantos problemas sociales y de desarrollo se podrían haber resuelto si la totalidad del cobre chileno permaneciera en manos del estado ?…es la pregunta que se deben hacer hoy todos los chilenos.
Los vende patrias de la Concertación, la Alianza por Chile y los altos mandos neofascistas de la Fuerzas Armadas confabularon legalmente para la enajenación del principal recurso minero nacional que en su mayor parte se encuentran en manos de capitales privados extranjeros.
Pero no solo eso, la dictadura además entrego en usufructuó de las Fuerzas Armadas el 10% de las ganancias del cobre para su propio beneficio y bajo una administración ultra secreta, que ni siquiera la Contraloría General de la Republica puede controlar.
Hoy los altos ejecutivos de Codelco, encabezados por José Pablo Arellano, que en su mayor parte provienen de las filas de la Democracia Cristiana y que perciben sueldos multimillonarios, han propuesto de que el 10% que perciben las FF.AA. le sea restituido al Estado chileno, para sus propias necesidades nacionales y para resolver problemas propios del desarrollo de la minera y sus modernización.
Si bien es cierto, nadie puede aceptar que las FF.AA chilenas tengan privilegios, que no tienen otras entidades públicas, y es justo y correcto que las instituciones que preservan la seguridad territorial del país, reciban lo que les corresponden del presupuesto general de la nación, como ocurre en todos los países del mundo. No es menos cierto que la proposición del Sr. Arellano, lleva consigo una trampa que busca terminar con este lastre que significa para Codelco tener que entregar este 10 % de las ventas brutas de la empresa a las fuerzas armadas chilenas.
Sin embargo lo que se busca en el fondo, es tener a Codelco libre de compromisos con las FFAA, para luego dar paso a la enajenación completa del 35% del mineral que se encuentra en manos del Estado chileno. El Sr. José Pablo Arellano y sus secuaces lo que buscan es la privatización definitiva del Codelco, un negocio altamente lucrativo en donde el Sr. Arellano ya ha venido tejiendo sus propias redes para tal objetivo, en donde estos ejecutivos no estarían ajenos a los beneficios a obtener por alcanzar la gran meta de ver transformada en sociedad anónima a Codelco.
El Sr. Arellano ante las necesidades de la empresa y del país, solo habla de restituir ese 10% que va a parar a las entidades militares, pero no habla de la necesaria “renacionalización” de la gran minería del cobre, que si contribuiría a resolver una cantidad inmensa de problemas sociales y de desarrollo del país, si al Estado chileno le fuera restituido el 65% del cobre que fuera entregado a capitales privados por la dictadura, la Concertación y su cogobierno con la Alianza por Chile.
Hoy cuando el mundo tiene que enfrentar la espiral especulativa de los precios del petróleo, la inflación galopante, el encarecimiento de los productos alimentos, los problemas derivados del cambio climático y el crecimiento del ejército de cesantes en el mundo, no basta con la derogación de la norma legal que beneficia a las FF.AA. chilenas, sino que es de vital importancia para la nación, recuperar el conjunto de la gran minería del cobre para el país, mas aún cuando el panorama económico internacional es cada vez más desolador e inquietante, y cuyas consecuencias comienzan a golpear las economía emergentes y al ciudadano de a pie.
Cabe destacar además, que los altos ejecutivos de empresas que aún permanecen en manos del Estado los funcionarios más corrupto han provenido de las filas de la Democracia Cristiana, de allí que no es raro que el principal ejecutivo de Codelco, ande tras la privatización encubierta de la principal minera chilena.
Por ello hoy no cabe otra cosa que la movilización social y la denuncia, ante los intentos antipatrióticos de José Pablo Arellano y compañía, la Democracia Cristiana, la Alianza por Chile y un sector de la Concertación, por privatizar definitivamente los restos de Codelco.
Eduardo Andrade Bone
02/07/08