1 juni 2009

Ebrio de sol y olvido me regreso...

Ebrio de sol y olvido me regreso

a estas lentas llanuras del silencio,

silencio inolvidable que presencio

como presiente la caricia el hueso.


Porque a mi paso acuden hoy con ansia

deseosos de damascos frutecidos,

polvorientos senderos de la infancia

que un tacto declinante ha abatido.


Con un querer de niño y no de vate,

en amparo de luz y no sombrío,

mi corazón sin extrañeza late.


Perduro en Atacama, en el estío

en el vagar sin pena que me ate,

lejos del sur, del sollozo del río.