4 november 2008

El frentista que todos quieren




Las tratativas para traer al “comandante Ramiro”

Nuevas autoridades, llamadas telefónicas y la pronta visita del sacerdote Alfonso Baeza, estarían pavimentando la mejor antesala para que el gobierno del Presidente Luis Inácio Lula da Silva resuelva si envía a Chile al ex jefe frentista Mauricio Hernández Norambuena. Todo esto, mientras se espera la inauguración del memorial del asesinado senador Jaime Guzmán.

Por Luis Narváez
www.lanacion.cl


Laura ya ni recuerda la cantidad de veces que se ha desnudado completamente a gendarmes brasileñas. Después de sacarse el sostén y su calzón, se tiene que agachar para que las dos funcionarias, vean con un pequeño espejo si trae algo oculto en su entrepiernas. La costumbre ha hecho que ya no le resulta repugnante, un trago rancio dice que hay que pasar y que siempre será indigno. Laura es hermana de Mauricio Hernández Norambuena (50) condenado en Brasil a 30 años de prisión por el secuestro de un empresario.

Tras siete años preso y un acuerdo parlamentario con la UDI, todos coinciden en la necesidad de que sea trasladado a Chile para que cumpla las dos cadenas perpetuas por el secuestro de Cristián Edwards (hijo del magnate de medios, Agustín Edwards) y el asesinato del senador UDI Jaime Guzmán, ambos hechos ocurridos en 1991.

El próximo domingo se inaugura en el sector oriente, el memorial que recuerda el crimen contra el ideólogo de la Constitución de 1980.

Invocando tratados, acaba de llegar al Ministerio de Justicia de Brasil la segunda petición para que sea trasladado a Chile.

Pero en la evidente cruzada para repatriar al "comandante Ramiro", un actor influyente tanto en Chile como en el país carioca, daría un paso más decidido: la Iglesia Católica.

Lo que comenzó con reuniones con el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, obispo Alejandro Goic, hace tres años, hoy se traduce en que el ex vicario de la Pastoral Obrera, Alfonso Baeza, sería la primera persona ajena a la familia que visitaría al ex jefe frentista.

Desde que fue detenido y condenado en 2001, ha pasado por tres cárceles de alta seguridad y la última, en la localidad de Catanduvas, en el sur de ese país, es la más estricta que le ha tocado.

Las dos ocasiones anteriores le correspondió estar detenido en Taubaté y, luego en Avaré, ambas en el estado de Sao Paulo. La mayoría del tiempo que ha transcurrido, Mauricio Hernández ha sido confinado bajo el Régimen Disciplinario Diferenciado (RDD).

FOTO_02 W:170 H:201 14 kbPara llegar allá, Laura (en la imagen) y sus otros tres hermanos, tiene que cumplir con un periplo maratónico. Parten temprano en avión desde Santiago a Sao Paulo. Por la tarde abordan un bus que en 15 horas los lleva hasta la pequeña ciudad de Cascabel, distante 800 kilómetros. "La noche en el bus nos permite ahorrar en el alojamiento de ida y de vuelta", relata la mujer. Desde este lugar, si tienen suerte, logran tomar un bus que por 11 reales (unos 3 mil pesos), los lleva hasta Catanduvas. "Cuando no hay suerte no queda más que tomar un taxi que es más rápido y más seguro para el regreso, pero más caro". El vehículo de alquiler tiene una tarifa de 250 reales (77 mil 500 pesos) ida y vuelta.

Son 24 horas desde que sale de Chile las que Laura toma para llegar a ver a su hermano. Cuenta que "nuestro día de visita habitual son los miércoles, entre las 9 y las 12 horas. Casi nunca hay gente, lo máximo que hemos tenido que esperar son tres personas antes que nosotros. En el primer acceso pasamos por detectores de metales y revisión de bolsos, cartera y ropa". Allí todos los artículos electrónicos y metálicos son retenidos.

Un segundo control activa detectores de sustancias prohibidas e implica una búsqueda más exhaustiva en bolsos y ropa de artículos peligrosos.

"En el tercer punto de revisión me hacen pasar a una sala donde me tengo que desnudar completamente frente a dos gendarmes mujeres. Ahí mismo tengo que pasar por otro portal detector de metales, luego me agacho y con un espejo observan si puedo llevar algo oculto. No es un maltrato, es normal diría yo muy desagradable, pero que hay que hacer", relata.

Laura Hernández se coloca la ropa, y ahora debe pasar por el último punto de control, similar a los torniquetes del Metro, con un lector de huella dactilar. "Es una medida para verificar que la identidad del visitante coincida con la que previamente se registró", acota.

Los registros concluyen y ahora la mujer se apresta a atravesar cuatro gruesas puertas llenas de barrotes, antes de llegar al salón de visitas. "Es una gran habitación de 10 por 10 metros que tiene bancos de cemento. No tiene paredes, sino que barrotes de cemento que dejan que entre el viento, la lluvia, el frío y el calor. Casi siempre está húmedo. Allí nos instalamos en una esquina, hasta que se abre la puerta del otro extremo", describe. Varias cámaras de seguridad y una caseta superior con guardias armados completan el lugar que durante tres horas lleva un poco de calor de familia a Mauricio.

Es el momento en que ingresa quien fuera el jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez Autónomo, la cabeza del grupo que radicalizó la lucha armada contra la dictadura de Pinochet y que protagonizó los dos hechos más dramáticos en la renacida democracia: el secuestro de Edwards y el asesinato del senador Jaime Guzmán.

El Ramiro de hoy

El comandante Ramiro ya no luce el rostro hiperactivo bajo el ceño fruncido con el que solía tomar las decisiones más audaces para enfrentar el acoso policial, en su mayoría dominado aún por agentes de la dictadura de Pinochet.

"Mauricio aparece esposado y con grilletes en los pies. Los dos guardias que lo traen le sacan esas cadenas y ahí recién nos podemos acercar y abrazar". No hay uniformes ni casacas camperas ni de mezclilla, ni menos bototos, como aquellos años. "Lo tienen con una tenida bastante sencilla, con pantalones azulinos, sueltos que más parece el pantalón de un pijama, una polera blanca y sandalias, de las mismas de Condorito", describe Laura Hernández.

La hermana dice que "Mauricio está con el ánimo cada vez más decaído, pareciera que ya no tiene fuerza para soportar las condiciones con que tratan allá a los presos, lo ha desgastado enormemente".

Hernández Norambuena está lejos de tener las condiciones con que, por ejemplo, se recibió al pederasta Rafael Maureira Trujillo (Zakarach), quien fue recluido en la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago (habitación con TV).

Laura Hernández comenta que su hermano pasa 23 horas del día en una celda de 2 por 3 metros, con un camastro de cemento, un WC y lavamanos. Una de las paredes es también de barrotes de cemento, que dejan que se cuele el calor o el frío e impiden que tenga ningún minuto de privacidad. Hecho que se ve aumentado por la vigilancia de una cámara de circuito cerrado.

Nunca ha tenido TV ni radio, y hace tres meses "sin explicación de parte de las autoridades, no se le permite recibir los libros y revistas que le enviamos desde Santiago". La mujer se refiere a "La ciudad y los perros", de Mario Vargas Llosa y otro de Gabriel García Márquez.

La única entretención de "Ramiro" son los libros propios del centro penitenciario, todos en portugués, y algunos libros de autoayuda. Una vez al día se le entrega una hoja de papel y un lápiz de mina que, al final de la jornada se le retira.

Transferencia

Tanto el abogado Alberto Espinoza como Laura Hernández dijeron a LND que monseñor Alfonso Baeza dicen que se encuentra en la espera de recibir autorización de la máxima autoridad eclesiástica en el país, el cardenal Francisco Javier Errázuriz.

Luego de ello, la Iglesia de Brasil coordinará la llegada de Baeza e intercedería ante las autoridades federales para que el sacerdote pueda acceder a Hernández Norambuena.

"Será de una enorme importancia que una persona de la altura moral, como la de Alfonso Baeza, pueda asistir espiritualmente a Mauricio justo ahora que tiene una baja anímica importante y que estamos en momentos cruciales para que el Gobierno del Presidente Lula da Silva tome una decisión", explica Laura Hernández.

El Estado solicitó en su momento la extradición de Ramiro para el cumplimiento de las condenas dictadas en Chile. El Tribunal Supremo de ese país acogió, en 2004, las peticiones pero condicionadas a que previamente terminara sus penas por el secuestro de Olivetto.

A esas alturas, tanto la UDI, como la misma familia del senador Guzmán manifestaban su acuerdo en apoyar acciones para repatriar a Hernández Norambuena, principalmente con el senador Andrés Chadwick a la cabeza de las gestiones (ver recuadro).

De ahí que se lograra el compromiso del Gobierno de la Presidenta Bachelet para patrocinar la petición al gobierno brasileño, invocando el Tratado Bilateral sobre Transferencia de Presos, firmado entre Chile y Brasil. El acuerdo tiene vigencia desde su promulgación (por decreto supremo 225) el 16 de febrero de 1999.

La iniciativa fue concretada por el ex ministro de Justicia Isidro Solís. Pero el ministro de Justicia de Brasil, Marcio Thomas Bastos, la rechazó el 25 de enero del año pasado.

Mediante la resolución 31, que apareció en el "Diario Oficial" local, accede a la expulsión del ex jefe frentista bajo la condición de cumplir la totalidad de la pena en Brasil donde cometió el crimen, es decir 30 años, la máxima pena que se contempla allá.

La particularidad, explica el abogado Alberto Espinoza, es que en esa oportunidad desde que el ministro Solís firmó la solicitud, sólo se demoraron dos semanas en tomar la decisión para rechazarla.

"Y el argumento es que no se puede transferir a Chile porque acá está condenado a una pena que es superior a la máxima establecida en Brasil, que son 30 años", señala el profesional.

En agosto pasado se despachó una segunda petición. LND supo que el documento recién llegó hace pocos días a Brasil.

A diferencia de la primera petición, en esta oportunidad, dijo Laura Hernández "nos consta que ha habido un contacto telefónico entre nuestro el de Justicia, Carlos Maldonado, y su par brasileño, Tarso Genro". El secretario de Estado carioca es el mismo que hace algunos meses manifestó su voluntad de que en su país se investiguen violaciones de los derechos humanos cometidos durante las dictaduras militares que asolaron el país entre 1964 y 1985.

Las esperanzas de la familia radican en la posibilidad de que Ramiro sea beneficiado con rebajas de pena en el caso del secuestro de Edwards, en virtud de modificaciones a la ley 18.216, que regula los beneficios carcelarios.

Asimismo, el abogado Espinoza destaca que "en esta ocasión también contamos con dos importantes declaraciones emitidas por la Cámara y por el Senado, solicitando concretamente el traslado de Mauricio atendidas razones humanitarias".

En el caso del Senado, la declaración fue propuesta por el senador PS Jaime Naranjo, en ese entonces presidente de la Comisión de DDHH.

El cambio de criterio del gobierno de Brasil debiera pasar, recalca el abogado, por los alcances de la cadena perpetua que tiene en el sistema antiguo que permiten que a los 20 años se obtengan beneficios y que no es efectiva como ahora.

"Si tomamos en cuenta lo que alcanzó a cumplir en Chile y lo que lleva en Brasil, ya cumpliría casi 10 años, es decir, la mitad".