1 november 2008

Mauricio Hernández: un hombre solo en su celda



Es difícil formarse una idea de lo que puede significar pasar seis años en un régimen carcelario de aislamiento extremo. Esa es la situación que está viviendo Mauricio Hernández Norambuena, ex dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), en el penal brasileño de Catanduvas, en Paraná, cerca de la frontera con Argentina y Paraguay.


Sus días transcurren silenciosos en una celda de dos por tres metros, con una cama y baño, sin diarios, radio ni televisión. Sólo puede salir dos horas a un patio, sin contacto con los demás presos. En Brasil lo llaman "régimen disciplinario diferenciado", pero es una forma de tortura cotidiana destinada a socavar la integridad de los presos.


Después de dos fracasos anteriores, se está haciendo un nuevo intento por lograr su traslado a Chile. Parece haber avances, pero demasiado lentos dadas las condiciones inhumanas en que se encuentra Hernández y la angustia en que vive su familia. Hernández Norambuena fue condenado a 30 años de prisión, luego de haber sido detenido en Sao Paulo, en febrero de 2002, por el secuestro del empresario Washington Oliveto. En Chile tiene dos condenas a prisión perpetua, acusado de autor intelectual del asesinato del senador de la UDI Jaime Guzmán y del secuestro de Cristián Edwards. Llevaba tres años y medio en la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago cuando fue rescatado en helicóptero, el 30 de diciembre de 1996, junto a otros tres compañeros del FPMR.


Mauricio Hernández nació hace 50 años en el cerro Esperanza, de Valparaíso. Es el tercero de cinco hijos del biólogo marino Moisés Hernández y de la abogada Laura Norambuena, ambos fallecidos. Su hermana Laura cuenta que desde niño le gustó el deporte y fue seleccionado de Valparaíso en ping pong y fútbol. Más tarde estudió educación física en la Universidad de Chile. Toda la familia era de Izquierda y él, a los 18 años, en plena dictadura militar, ingresó a las Juventudes Comunistas. Dos años después, participó en la fundación del FPMR. "Para mí, como hermana, es valorable que él, pudiendo haber hecho una vida 'normal' como cualquier joven de clase media, haya decidido hacer lo que creía necesario en un momento histórico del país. Como también que hoy sea crítico del sistema neoliberal y crea que puede existir algo mejor. Más que un compromiso con un partido, es un compromiso consigo mismo, con la percepción del rol que nos toca cumplir en este mundo. Creo que eso, en alguna medida, le ha permitido mantenerse en pie en estos seis años de aislamiento y durante el tiempo que estuvo preso en Chile", reflexiona la doctora Laura Hernández.

PATRICIA BRAVO

¿Cómo encontró a su hermano la última vez que lo vio?
"Lo visité el 21 de mayo. En Catanduvas ha tenido períodos muy malos y en especial cada vez que ha sido trasladado de penal. Después de un tiempo se transforma en algo normal pasar 22 horas del día sin hablar con nadie. Encontrar fórmulas para matar el tiempo pasa a ser la única preocupación".


¿Qué cosas hace?
"Es poco lo que puede hacer. La lectura es muy importante, y escribir. Lo hace en los márgenes de los libros, porque no puede tener un cuaderno. Le entregan diariamente una hoja de papel que él atesora celosamente, para enviar cartas a la familia y a personas que solidariamente le escriben de distintas partes del mundo. Cada cierto tiempo a nosotros nos devuelven los libros que ya leyó y las cartas que ha recibido. Ahí nos enteramos de los saludos que recibe. Son mensajes del tipo '¡Sigue bien!', cosas así. Después que lee las cartas, se las retiran. No puede conservarlas. Tampoco los libros, sólo puede tener un libro a la semana. Por eso, un libro que podría leer en dos días, lo estira para que le dure siete".


¿Le censuran las lecturas?
"Claro, pero es una censura arbitraria, porque en el penal no hay traductores de español. Los guardias abren una página y si aparece la palabra 'revolución' o 'nazismo' es un libro censurado, sin preocuparse del tema de fondo. Pasa lo mismo con las revistas, que tienen que ser de automovilismo, deportes u otro tema por el estilo. No pueden ser de actualidad ni de historia. Hasta un atisbo de desnudez es algo provocador. No le han permitido ingresar La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, ni libros de astronomía que le mandaron amigos de Italia. Llevarle un libro es siempre quedar en la duda, porque no los rechazan de inmediato. Reciben todo y después revisan. A veces pasan dos meses y en la visita siguiente recién nos enteramos que no le entregaron los libros".

Castigos injustificados

¿Se encuentra con otros presos?
"No, a veces se entera que a su galería llegó más gente. Como es un penal de castigo, los presos llegan por seis meses o un año como máximo. Mauricio es el único que lleva un año y medio en ese penal. Según la ley, el tiempo máximo de castigo son dos años. O sea, en febrero del próximo año Mauricio tendría que salir de Catanduvas. Pero dudamos de que sea así, porque se argumenta que no hay otro penal en Brasil con más seguridad".


¿Cómo es el régimen de visitas?
"Se le puede visitar todos los jueves de 9 a 12 horas, sólo familiares directos. En lo posible, estamos tratando de visitarlo cada dos meses, nos turnamos entre los hermanos. El gasto resulta agobiante, a pesar que hacemos peñas en Valparaíso para aminorarlo. Hacemos un viaje muy corto, de sólo tres días alojando en los terminales de buses, para gastar menos. Cada vez que lo visitamos le contamos las últimas gestiones que hemos hecho. Eso mejora un poco su estado de ánimo… Hay que pensar que cada año existe la posibilidad de que lo cambien de régimen, pero esa posibilidad hasta ahora se ha cerrado. El argumento que dieron en 2002 es que en la oficina del juez estuvo el embajador Carlos Eduardo Mena -en el gobierno de Frei- para decirle lo peligroso que era Mauricio y que había que mantenerlo en un régimen lo más estricto posible. Hoy, después de seis años, el gobierno tiene otro estilo. El embajador Alvaro Díaz está solicitando que saquen a Mauricio del régimen de aislamiento. Con Mauricio se está cometiendo un abuso, porque cada año el jefe del penal presenta un informe positivo de su comportamiento, pero le mantienen el castigo".


Como médico, ¿podría definir el estado físico y sicológico de su hermano?
"A pesar que tiene un par de horas para salir a un patio, donde hace algo de actividad física, la atrofia muscular que se le ha producido en piernas y brazos es notoria. La falta de movilidad es complicada a los 50 años. Sufre desgarros musculares frecuentes, o tiene otros problemas que lo hacen recurrir a menudo a enfermería. Hubo que llevarle un oftalmólogo para que le recetara anteojos, porque no veía bien. Ha tenido alzas de presión arterial por situaciones de estrés. Estos problemas no han sido bien seguidos, en términos médicos. Si está con crisis hipertensiva, le dan diazepam. El se quejó ante el médico, y lo castigaron. Quedó registrado como 'falta grave', lo que implica retardar en cinco años un cambio de régimen penitenciario. En una oportunidad quise hablar con el médico del penal, porque hace tiempo le detectó a Mauricio un tumor en la garganta, pero se ocultó. Hemos tratado de conseguir un otorrino que pueda examinarlo, pero hasta ahora no ha sido posible".


¿Y su estado sicológico?
"Está lúcido. Cuando lo visito entablamos una conversación armoniosa. Pero en sus períodos de soledad él manifiesta ideaciones, es decir, fantasías que a veces provocan confusión respecto de si son cosas vividas o que se desean vivir. Hasta ahora no es grave, ya que él mismo lo percibe. Indudablemente que mientras menos lo visitemos y sólo para contarle que ya no existe el planeta Plutón, que el volcán Chaitén entró en erupción, por ejemplo, aumenta su achatamiento. Solamente quedan sus ideaciones. Ojalá pudiéramos visitarlo más seguido".


¿En qué condiciones se realizan las visitas?
"Son visitas de contacto, podemos estar juntos (…)

(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 669 de "Punto Final", 22 de agosto, 2008)

Pagina de solidaridad por: Mauricio Hernández Norambuena